» Desde muy temprana edad, me di cuenta que el único objetivo en la vida era crecer «
Margaret Fuller

Es curioso como el avance de la ciencia y de la medicina ha permitido aumentar considerablemente la esperanza de vida de la población. Sin ir más lejos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (I.N.E), en 2018, la esperanza de vida de los españoles rondaba en unos 80 años de edad. 5 años más de media en el caso de las mujeres. Está claro que vivimos durante más tiempo, pero ¿Vivimos mejor?
El trabajo en nuestra sociedad, ha cumplido la función básica de ser el principal medio de subsistencia. Por lo que, a falta de este, las consecuencias son bastante perjudiciales para cualquier individuo. El problema viene cuando viviendo de media unos 83 años en España, las tasas de paro más preocupantes se encuentran entre los rangos de edad de 20-29 años (24,6%) y 40-49 años de edad (24,2%). Si a esto le sumamos que el segundo rango de edad sufre con más probabilidad de paro de larga duración (es decir, estar más de 12 meses inscrito ininterrumpidamente en la oficina de empleo como demandante de empleo), como principales consecuencias, está la falta total de ingresos y el escaso cómputo resultante en la cotización de la jubilación.
Es evidente que cada caso es particular y las variables son cuantiosas para determinar la causa de paro de cada persona. Pero si uno se centra en el rango de edad de más de 45 años, vemos que el edadismo juega un papel fundamental.
Bien, pero ¿Qué es el edadismo? Esta palabra para los que tengan formación en Artes Plásticas, les puede sonar a una corriente artística y vanguardista propia del siglo XX, como pudiera ser el dadaísmo. Pero este término hace mención a una práctica menos simpática para las personas, que el hecho de pintar una obra que va en contra de la sociedad del momento. Tampoco es un concepto nuevo, ya que Butler en 1969 ya lo acuñó bajo el término “ageism”.
El edadismo, sin hacer mención a grandes definiciones, hace referencia al acto de discriminar a alguien por su edad. Es decir, a descartarle únicamente por su año de nacimiento. Es un fenómeno, el cual, el sexo femenino se ve mucho más afectado. Evidentemente, de forma pública, esta práctica atenta contra el propio Estatuto de los Trabajadores. Concretamente, el Artículo 4.2 c) que dice: “A no ser discriminados directa o indirectamente para el empleo, o una vez empleados, por razones de sexo, estado civil, edad dentro de los límites marcados por esta ley, origen racial o étnico, condición social, religión o convicciones, ideas políticas, orientación sexual, afiliación o no a un sindicato, así como por razón de lengua, dentro del Estado español”.
Por lo tanto, es una práctica habitual que se utiliza de forma velada. Básicamente por falta de información o prejuicios. A este rango de edad, posiblemente se le asocien problemas de salud –es decir, que se podría pensar que tendrán un mayor número de ausencias-, la necesidad de condiciones laborales más favorables que un grupo de edad más joven –Debido a la generación de la que proceden, contaban con salarios más altos-, falta de requisitos muy demandados en los perfiles actuales –como el uso de nuevas tecnologías e idiomas- o la atribución de ser más inflexibles para el mercado actual que exige de mucho dinamismo.
Para poner solución a estos prejuicios, hace falta más información y formación, tanto por parte de las empresas como de los candidatos. Posibles soluciones a este problema podría ser, que se concedieran más ayudas a la contratación por parte del Estado de personas mayores de 45 años, medidas para impulsar el “mentoring” para este grupo de edad dentro de las organizaciones –ya que pueden contribuir al crecimiento de la productividad y la ayuda a generaciones menos experimentadas-, emplear la experiencia notablemente demostrada para optimizar puestos dentro de las empresas o la formación en las nuevas tecnologías y en idiomas para poder ocupar puestos Senior.
Es necesario buscar una solución al problema del edadismo, básicamente por una razón muy simple. Y es que nadie puede permitirse el lujo de no cumplir años. Esta es, una problemática que con todo pronóstico nos tocará sufrir tarde o temprano.
